Pisco Sour
domingo, abril 18, 2004
 
Para Galio: por qué no hay vacas sagradas
La verdad, no tengo ni la menor fucking idea. Pero algún floro puedo esbozar al respecto, como siempre. Verán, el asunto de las vacas sagradas es, como todo, un poco metafórico, simbólico, patéticamente estúpido. ¿A qué me refiero con vacas sagradas, entonces? A cualquier huevada que le otorgamos una calidad cuasi deificada, cuasi sobrenatural, a todo aquello que glorificamos al punto que comenzamos a tomar por sagrado, por inquebrantable por inviolable por todas esas estupideces.

Entonces, ¿por qué no hay vacas sagradas? ¡Porque no hay huevadas inquebrantables e inviolables! La ciencia nos ha fallado, dios ha muerto, la filosofía no nos ha traído un mundo "más allá", nada merece la calidad de sagrado. Y lo que lo merezca debe ser destruido. Aquellos de ustedes que estén acostumbrados a recaer en dogmas y ese tipo de estupideces, bueno pues, murieron con dios y con todas la grandes mentiras. Es la era del cuestionamiento, de nunca jamás aceptar nada tal cual es sino desmenuzarlo hasta que prácticamente no exista más para luego quemarlo y alimentar sus cenizas a palomas carnívoras que luego serán alimentadas a pirañas asesinas con las cuales luego haremos una sopa.

Y la acompañaremos con un vinito. Tinto.

Pero todo eso suena muy social, bajémoslo a un plano un poco más tangible. Pequeños y patéticos seres humanos: manden al demonio todas aquellas cosas que los atormentan de la peor manera - la subconsciente - y no se atreven a mandar al demonio por algún tipo de apego, emocional, espiritual, físico, mental, moral, qué sé yo. Dejen de deificar, de glorificar mundanidades, y mucho menos, seres humanos: acepten su naturaleza divina, sí, pero no acepten la ajena en perjuicio de la suya propia, es decir, no sucumban de la peor manera ante nadie.

Me rehúso a sucumbir ante patéticos intentos del mundo posmoderno por hacerme caer de rodillas, y volteado de espaldas a contemplar mi pasado sin la posibilidad de cerrar los ojos o voltear la cabeza, perpetuamente obligado a mirar como las ratas devoran mi rosto. Muy Orwelliano, sí, lo sé, en este momento no podría importarme menos. Ese es el mensaje de hoy: fuck las malditas glorificaciones, fuck los humanos deificados y exaltados, fuck todo tipo de vacas sagradas.

Aunque dicen que de ahí salen las mejores hamburguesas. Yo prefiero el pollo.

He ahí por qué poní lo que poní.



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