Pisco Sour
lunes, julio 26, 2004
 
Sobre visiones y ficciones
O subtitulable, "poco por qué desaparecer", para quien lo entienda con su particular construcción lingüística.

Porque nada es nunca lo que parece, y lo que creemos creer y que puede hacernos sonreír se desvanece entre la bruma de la mañana para no aparecer más sino fugaz y espásmicamente, pero nunca como entonces, nunca como en su momento original y nunca como potencialmente asumimos que podríamos construirlo en medio de bosques de cristal.

"There ain't no time to stash the gumbo
or rattle around in a cage.
The sacrificed child's made bubbles
and spittle in everywhere enraged"

Pero tenemos que ser sinceros de antemano y entender y aceptar que nada realmente se pierde porque nada realmente hubo, es la terrible realidad de las cosas que surgen del crepúsculo al amanecer sin más ni más y todos somos felices con eso, pero igual no deja de darme un poco de pena por la curiosidad que queda rampante imaginando qué podría haber pasado si algo hubiera sido un poco menos vampiresco.

Aunque de los vampiresco no puedo quejarme en absoluto, tengo que ser sincero. Pero no me molestaría, tampoco, vampirear un poco más.

Si tan solo se diera la oportunidad. Pero difícilmente se puede contra las desapariciones a pesar que están sancionadas y condenadas por el derecho internacional, pero ni somos Amnistía Internacional ni se puede luchar contra voluntades de acero. Ergo, no podemos quejarnos mucho al respecto, sino tan solo esperar lo mejor y proponer, mientras tanto, un brindis por todos los vampiros que pululan las calles, y ojalá entre ellas sepamos encontrarnos en algún momento del futuro cercano.



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sábado, julio 24, 2004
 
Sobre héroes y tumbas
A ver, tengo muchos puntos que cubrir ahora, así que vamos por partes. Primero, como pueden ver, ya estoy de regreso, con conexión a Internet decente y todo. Así que puedo proseguir con mis diatribas verborreicas que a nadie realmente le importan, pero que son una buena válvula de escape.

Para comenzar, tres saludos de cumpleaños. Primero, a Puchungo que cumplió el miércoles pasado y con quien todavía estoy esperando la oportunidad de celebrarlo con un par de chelitas; segundo, a mi Sandruichito de pollo con quien celebramos dionisiacamente ayer (y a quien le reitero mis felicitaciones por ese otro detalle también ;) ); y tercero, a Schoemaker a quien todavía no saludo personalmente pero vale adelantarse a los hechos con una mención mundial :).

Para los incrédulos: el Sorrento ha regresado. De la nada y sin previo aviso, ha reaparecido intempestivamente en nuestras vidas con un espeluznante subtítulo de "edición limitada" que me hace tanto temer que vuelva a desaparecer como pensar en la posibilidad de acapararlos y hacer una fortuna creando un mercado negro de chocolates (¿mercado marrón?). Pero lo importante es que está acá con nosotros de nuevo, sea fugaz o perpetua su estadía disfrutémoslo lo más que podamos mientras tanto.

"Only this manupod, crescent in shape
has escaped.

Pull the pins,
save your grace,
mark these words
on his grave."

Los pollos hacen quack y los patos pían, y ayer no me saludó el patito de plata pero lo quiero igual, porque si hablamos sobre saludos o no saludos entramos en discusiones bizantinas sobre héroes y tumbas y probablemente no lleguemos a nada, no, por lo menos no cuando las diferencias de pensamiento son tan radicales y cuando las personas podemos dejar de ser nosotros mismos siendo alguien más pero sí mismos porque, ladies and gentlemen, al fin y al cabo somos nosotros mismos construcciones culturales - de nuestra propia idiosincrasia personal, por supuesto. Así que no se asusten cuando mirando para atrás, viendo la senda que no se ha de volver a pisar, se dan cuenta de que bueno, another turning point a fork stuck in the road y qué bonito porque no importa si tomamos un mejor o peor camino sino que sencillamente lo tomamos: no hay calificativos morales que puedan aplicarse a la ucronía, aunque claro, no por eso nos reducimos al ámbito de lo objetivo. ¡Eso nunca!

Podríamos hablar mil años sobre héroes y tumbas, sobre héroes caídas y tumbas abiertas, sobre heridas cerradas y botellas descorchadas, podríamos remontarnos a la historia en busca de figuras mitológicas que conocimos y tenían superpoderes, eran grandes y nobles, eran héroes. Pero todos los héroes también terminan en la tumba: al final del día no son más que hombres. Podríamos preguntarnos también por mil años si alguna vez, para alguien, nosotros fuimos héroes, y si ahora cantamos canciones de cuna y arrullos puneños (duérmase, duérmase, duerma don Rodrigo) desde la fría comodidad de una tumba. Podríamos preguntarnos después qué tanto nos molesta, quizás no morir, sino ver que las cosas que conocemos mueren y se transforman - la destrucción total siendo realmente un imposible.

¡Entonces transformemos! Es nuestro derecho, no porque alguien nos lo dé sino porque se lo usurpamos al constructo social con el cual luchamos todos los días pero que al mismo tiempo nos quiere. Por eso el Sorrento puede regresar, por eso el manupod puede escapar, por eso podemos tomar vino y escondernos del pitbull de Breña tamaño ultralight y acompañar a las masas a lugares oscuro y cerrados, a tumbas enormes, mausoleos extraños donde nos perdemos entre toda la gente que asiste al funeral y tenemos visiones que no queremos ver pero que nos muestran la realidad de las muerte, de los matadores. En el centro de la plaza la estocada final sobre el corazón de la pobre víctima, alguna vez héroe, ahora nada más que tumba, se da de las formas más extrañas. Pero no importa, el héroe, el antihéroe vivirá mañana y vivirá mejor porque siempre existe el sábado pasado, que como todo en su vida es simbólico.

Por eso tengo que preguntar: ¿quién es el que mata a quién? Los dioses somos todos y seremos todos dioses por siempre, los héroes nos levantamos de las tumbas para uan siguiente ronda de pisco sour y chocolates que regresan de ultratumba, el mundo lleno de zombies que se matan entre ellos una y otra vez y siguen regresando tercamente. ¿Quién mata a quién? Nuestro antihéroe no ha caído en el mausoleo, no ha sido estocado, sino que se ha zurrado. En los muertos, en los héroes y en las tumbas, y sobre todo en el mausoleo que es siempre tan igual a todo y no se aburre de sí mismo.

El antihéroes se ha zurrado y se ha comprado un Sorrento, ha vuelto a casa y se ha lamentado. Why, oh why, por qué no le pidió su número de teléfono. Oh why. El antihéroe siempre fue medio estúpido y yace ahora en su tumba fría mientras tanto, mientras soluciona su dilema y su lamento y mientras busca alguien que lo escuche. Why, oh why. Porque se ha zurrado en los mausoleos y porque ahora quiere Partenones. Hace tiempo, en verdad. Porque los dioses griegos son mucho más interesantes y democráticos. Porque hay que llenar los enormes pasillos de piedra con nuevas estatuas de mármol, para que los niños tengan que destruir con piedritas. Para que cuando llegue la revolución tengan algo que traerse abajo. Para volver a la gloria de Atenas, diluida en el tiempo y en los falsos sistemas esclavistas, para encontrar musas y callar los lamentos. El que crea que estoy loco, que levante la mano. Muchas gracias.



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