Pisco Sour
jueves, agosto 14, 2003
 
Puedo escribir los versos más tristes esta noche


O de repente no puedo, porque francamente a veces uno se vuelve plenamente consciente de su propia inutilidad, sea para las manualidades, para la vida real, o sencillamente como generalidad. Y a veces sencillamente uno se da cuenta que la oscuridad es más que un hecho físico y se convierte en un simbolismo global, o algo por el estilo. El debate primordial últimamente ha sido entre la evolució y la revolución individual, no necesariamente polos pero si excluyentes: y como a través de uno se concede el control sobre el propio destino al mundo, mientras que con el otro se toma el mismo en las propias manos, respectivamente. Por supuesto, todo se reduce a saber vivir y explotar los momentos (aunque en algunos momentos sencillamente se quiera explotar), y bueno, como siempre yo lo hago, terminar confundiendo a todo el mundo con estupideces sin mucho sentido mientras que realmente uno mismo no sabe de lo que está hablando.

"Still I wish there was something you would do or say, to try and make me change my mind and stay". O algo por el estilo. Estar parado sin llegar a ningún lado, o cualquier otra cosa. La inminencia de la ocurrencia, tal vez les ha pasado, saber que en algún lugar el hecho está ocurriendo, que uno no puede huir de él principalmente porque el mismo está tan lejos y es tan inevitable, no coger el destino, no coger el destino, y por supuesto he de aclarar que no creo en la predestinación. Who could possibly care, anyway?. Empatía, empatía, empatía. Me gustaría definitivamente inclinarme por completo a favor de la susodicha revolución individual (que históricamente también se aplica), pero entonces entran las consideraciones morales y todo eso, es mucho muy complicado como para explicarlo ahora. Pero no, no puedo de todas formas, porque como la mayoría de seres humanos me enfrento a la barrera primordial, la propia naturaleza, el miedo, los nervios, toda esa basura.

"For long you live and high you fly, but only if you ride the tide, balanced on the biggest wave you race towards an early grave". Algo por el estilo, definitivamente. Ride the wave, live the moment, "let me forget about today until tomorrow", ese tipo de basuras psicosociales carpediemianas que siempre son mucho más difíciles de aplicar que los criterios evolutivos estándares de "siéntate y espera que pasen cosas buenas", que a veces pueden resultar, pero a costa de muchas otras cosas. ¡Vive la revolution! Fuck the universe. No, no hay conclusiones, todo resultado es, como siempre, tan solo la introducción a un nuevo concepto, análisis o inconclusión, el círculo es vicioso y perverso, morboso y desagradable, y una vez dentro no se puede salir por medios mortales.

Pero al fin y al cabo, ¿qué diablos importa, cierto? Falso. Llega a importar demasiado, más de lo que debería, la insufciencia y la impotencia del momento condensados con un poco de música suave como para deprimir y ausencia y ausencia y ausencias resaltadas en amarillo fosforescente glow in the dark que a la larga solo nos deja un poquito más ciegos. Y nos acercamos al fin del tiempo, las luces ya comenzaron a apagarse, y surge la pregunta: ¿si mis luces se apagarán por una última vez, como me gustaría que lo hicieran? A veces es bueno sentir la inminencia del fin. Otras veces, como hoy, cuando el fin es tan solo otra palabra para principio doloroso, o puede llegar a serlo, lo más práctico es, como siempre, zurrarse, gracias por eso Sandrita linda. Si tan solo, si tan solo, y pasan las horas y los minutos aún más significativamente y nunca será la hora adecuada ni la estimada y ninguno de nosotros sabe montar a caballo como para creerse vaquero o superhéroe, los llaneros solitarios devorados por los lobos esteparios. Bienvenidos al teatro mágico, pero jaja, ahora ya no hay salida.

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