Pisco Sour
viernes, diciembre 19, 2003
 
Bubu, bidú-bi
Todo puede ser enfocado poéticamente y transformarse, desde lo más simple y patético transformado en titánico y colosal. Como la caída de una hoja en otoño, nada realmente impresionante, ¿cierto? Excepto, claro, porque se trata del ocaso dramático, pálido y marrón de la vida, de la esencia de la tierra que se desploma hacia sí misma con el único propósito de retornar, vigorosa, imperturbable, en una primavera que será no menos y si mucho más que su recompensa por soportar los achaques fulminantes de un invierno inclemente, sin consideración por la vida, sin consideración por la muerte, sino tan solo por su propia condición de frío, de oscuridad iluminada.

Si, creo que a algo así me refiero. No como un ejercicio retórico o sofísticos, sino por el contrario, por el hecho de que en las cosas más pequeñas se encierran universos gigantescos, y en los universos más complicados e infinitos se encuentra la reductibilidad a la casi nada, a la simplicidad. Como en la (paródica) definición semántica:

Recursivo adj. Véase Recursivo.

Al mismo tiempo que el ciclo recursivo se hace infinito, inconmensurable, en su parodia, su ironía, recae su simplicidad: no tiene que tener sentido pero en su sentido adquiere uno completamente distinto. Lo inmenso es ínfimo, y viceversa: todo tiene la potencialidad de anularse.

Tal vez no estoy siendo muy coherente. Mejor denme unos minutos para pensarlo mejor, por lo pronto los dejo con esta idea, voy al baño y posteo algo más.

Comments: Publicar un comentario

Powered by Blogger