Pisco Sour
viernes, junio 04, 2004
 
¡Devuélvannos el Sorrento!
A pesar que la campaña en contra de la canchita en el cine no ha sido exactamente un éxito - aunque debemos aceptar que aún hay que darle tiempo para cuajar, estas cosas revolucionarias no se dan de la noche a la mañana - les traigo una nueva causa, aún mucho más justa y noble, por la cual luchar. Pues estoy seguro que la mayoría se acordará del Sorrento, el pequeño chocolate que solíamos comer hace mucho tiempo, que disfrutábamos hace mucho tiempo, y que, por alguna razón, desapareció de un día para otro. Nunca volvimos a saber de él. Hoy no queda más que como una anécdota o un pintoresco desafío, conseguir un Sorrento en alguna parte, parte de alguna cacería extraña.

¿Qué pasó con el Sorrento? Hace unos días escuché un comercial en la radio, en el que D'Onofrio anunciaba el retorno del Buen Humor y no sé qué otro helado, "a pedido del público". Por lo menos yo jamás pedí el retorno de ninguno de esos dos, y jamás había escuchado de nadie que lo hiciera. En todo caso, me acuerdo del Capricho, ese sí me gustaba y lo recuerdo, y tampoco entendí su desaparición. Sin embargo, Buen Humor y ese otro han reaparecido en el mercado.

Lo cual me llevo a pensar: si dos helados de los cuales rara vez he escuchado algo pudieron reaparecer, entonces no es tan implausible que el Sorrento, del cual sí se escucha bastante nostalgia, pudiera también reaparecer en el mercado. ¡Porque el Sorrento era lo máximo! Mucho más dulce que los demás chocolates, tenía una textura peculiar, era sencillamente único, y desapareció, a pesar de ser mejor que la gran mayoría de chocolate que aún se venden. ¿Qué le hicieron a nuestro Sorrento? No lo sé, pero ha llegado el momento que intentemos recuperarlo.

Así que he allí nuestra nueva causa: la recuperación del Sorrento. Que deberá comenzar, por supuesto, por la gran interrogante del público: ¿Qué pasó con el Sorrento? Y luego, con suerte, reunir suficiente apoyo popular como para lograr, como ha ocurrido con el Buen Humor y ese otro helado, quizás, con el esfuerzo suficiente, que el Sorrento pueda, también, volver a la vida. Porque vale la pena.

Porque hace años que no me como un buen Sorrento. Demonios.

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