Pisco Sour
lunes, febrero 14, 2005
 
Lupercalia
En la época del imperio romano, había a mediados de febrero (cuyo nombre viene del latín februare, de purificar) el rito de fertilidad de Lupercalia: los sacerdotes del dios Fauno se vestían con pieles de cabra, sacrificaban animales y luego perseguían a las mujeres de Roma por entre sus calles, azotándolas con látigos hechos a partir de las pieles de los animales sacrificados para el dios. Las mujeres se entregaban a la celebración de vino y lujuria, por la creencia de que ser tocadas por el látigo les brindaría fertilidad durante el año. Eran tiempos felices.

Hacia el final del imperio romano, Constantino se convirtió al cristianismo y con él a todo el imperio, el elemento faltante para el surgimiento generalizado del cristianismo. Parte de ese surgimiento incluía, eventualmente, la extirpación de los cultos paganos y sus ritos y su reemplazo por ritos más cristianamente correctos. Así, por ejemplo, la fiesta del solsticio de invierno, Saturnalia, fue reemplazado por la fiesta la Natividad. Así, también, el festival de Lupercalia fue reemplazado por el día de San Valentín, un día para celebrar el amor entre las parejas, consagrado a San Valentín por una variedad de leyendas que se le atribuían. Desde 1969, sin embargo, el día de San Valentín no es una festividad oficial dentro del calendario católico.

Así que quizás sea una de esas manifestaciones culturales camaleónicas que adoptan el ethos de turno. La celebración de la fertilidad en los tiempos "paganos", la celebración del ascetismo romántico y sexual cristiano a partir de la edad media, y hoy en día . . . ¡REGALOS! Sí, damas y caballeros, sientan la presión de la sociedad de consumo y enfrente su total falta de sentido común si no derraman sobre su pareja flores, chocolates, joyas, finas telas, especias de oriente, lujosos paseos, en fin, todo aquello que el criterio Hallmark para celebrar las fiestas pueda dictar. ¡Demuéstrele a su pareja que la quiere! Y claro, eso sólo se puede demostrar con diamantes, eso lo sabemos todos.

Muchos se han quejado ya de la naturaleza eminentemente machista (o feminista o lo que sea) de la fiesta, por celebrar tan sólo, o por lo menos mayormente, regalos de parte del hombre hacia la mujer (por lo menos dentro de las relaciones heterosexuales). En respuesta, muchos hombres se han rebelado y juntos tratan de instaurar y difundir el Steak and BJ Day. El nombre lo dice todo, los interesados pueden apuntarse para el 14 de marzo de cada año.

Más allá de eso, me zurro en San Valentín. Preferiría revivir el Lupercalia en cualquier momento, sobre todo ahora que se celebra "el día del amor y la amistad", con la cláusula adherida como un vano intento de inclusión para todos aquellos que se sienten triste y solitariamente desplazados por la naturaleza del día (ego incluido), y bueno, para que de alguna manera se vean obligados a participar dentro de todo el aparato consumista que se desata específicamente para este día. Expandir el mercado objetivo, le llaman.

¿El amor en la posmodernidad? Aparentemente, hoy día, un energy drink para el capitalismo.
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