La Vida
Descubrimientos extraños de un domingo por la mañana. Bueno, en realidad por la tarde, pero ya no distingo muy bien ese tipo de cosas.

Redescubrimiento de que un limón henpántico, extraño y sinsentido coexiste en mi mismo espacio. ¿Origen del limón? Incierto y confuso. Un día llegó y decidió instalarse aquí; nunca se lo cuestioné. Lo rescaté de un destino fatídico en una limonada o algo peor, y decidí que me acompañara un miércoles, a eso de las 4 o 5 de la mañana, en una casa extraña y lejana. Pero se vino conmigo cuando no contesté el teléfono a las 2 de la mañana y todo espiraló en declive. En fin.

El limón se instaló junto a mi monitor y empezó a palidecer y a oler a limón, pero era feliz, más feliz que en una refrigeradora o una limonada. Pero ambos conocíamos cuál sería su destino.

Última etapa. El limón se convirtió en la vida. Oliendo a limón, a limón viejo, pálido, pequeño, inocente, indefenso, golpeado, muy golpeado, áspero y duro. El limón terminó por ser la vida, el Aleph, el infinito, el hen panta, el logos, la aletheia, la physis, todo en un sólo punto limonesco en el espacio y en el tiempo.

El limón ahora descansa, la vida descansa, está muy cansado. El limón ahora duerme cobijado para no resfriarse, para no debilitarse más.





El limón es la vida.
- posted by Eduardo @ 2:56 p. m.